Los rosarios de Unir Malvinas

Historias de Malvinas

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Alejandro Scoparin recorrió 250 km en las Islas Malvinas durante seis días. habiendo concluido con las «Union de los cementerios argentino y británico como un mensaje de paz».


Durante los seis recorridos me acompañaron tres rosarios.

Cada uno de ellos aportados por personas que se identificaron con el mensaje de Unir Malvinas pero que, también significan mucho para mí. En la muñeca izquierda llevaba el que me había entregado el Comodoro Carballo, el cual quedó en Malvinas. Específicamente en la tumba del soldado Aguirre, quien enfrentó con su fusil el ataque de un avión Harrier. Los tres integrantes de Unir Malvinas elegimos esa tumba basados en el libro “Los halcones no se lloran”, del propio Carballo.

Unos meses antes le había solicitado a “Mi San Martín” la provisión de un rosario para que me acompañe en mi viaje a Malvinas. Sería una forma más de llevarlo conmigo. Carballo, en su libro “Halcones de Malvinas”, expresó:

“Yo he volado por todos sus rincones, creo conocerlas muy bien, pero nunca las he pisado”.

Ahora, casi treinta y cinco años después, durante doscientos cincuenta kilómetros las pisaría a través de “Unir Malvinas”.

Accedió rápidamente pero me solicitó que él mismo quede en las islas. Específicamente en algún hombre de la Fuerza Aérea Argentina. Con ello, él sería muy feliz. Me puse manos a la obra y me devoré el libro “Los Halcones no se lloran”. Antes de viajar lo volví a leer completo con Paula. Había elegido más de uno. Es que me resultaba difícil, ya que los cincuenta y cinco hombres han caído con heroísmo y me resultaba complicado elegir sólo uno.

Antes de viajar decidí que tendría que ser una decisión compartida con Alejandro y José Luis, ya que Unir Malvinas lo hacíamos los tres. Hacía rato había dejado de ser un proyecto personal pera ser colectivo. Fue así que llevé el libro a las islas. José y Alejandro lo leían en los tiempos muertos que tenían durante cada encuentro.

Llegamos al último día y, entre los tres, seleccionamos al Capitán García Cuerva. Fue el primer piloto caído en la guerra, en el bautismo de fuego de la Fuerza Aérea Argentina.

Recorrimos el cementerio buscando la tumba del García Cuerva. No la encontramos. En ese momento pensé que, tal vez, el cuerpo no había sido recuperado. Decidí consultarlo con mis amigos de “El Nido de Carballo”, quienes me confirmaron la sospecha. El avión se desintegró y nunca se pudo encontrar el cuerpo.

Les comuniqué la noticia a Alejandro y José Luis. El Soldado Clase 63 Héctor Walter Aguirre fue el seleccionado.

Nuevamente voy a citar el libro “Los Halcones no se lloran” del Comodoro Carballo, Ediciones Argentinidad, Capítulo 34, para referirme a la vida del Soldado Aguirre:

“El Soldado Héctor Walter Aguirre fallece el 28 de mayo en la Base Aérea Militar (BAM) Cóndor. De acuerdo a versiones de personal que se encontraba en el lugar de su fallecimiento, Aguirre salió de su refugio, tirando con su fusil ametralladora a un avión Harrier que estaba atacando a la Base, alcanzando el avión pero siendo herido de muerte por los cañones de mismo”.
Los otros dos rosarios los llevaba en el cuello. Uno, aportado por Hugo Cantero, amigo que Dios me presentó en la fila de la feria del libro, mientras esperaba conocer a Carballo. Guillermo Oliveto, mi amigo hace 15 años y Decano de la UTN, me había traído el tercero desde EL VATICANO. Sabe lo que significan Dios y Francisco, en particular, en mi vida. Por eso valoro mucho ese gesto. Ese mismo rosario me había acompañado cuando corrí desde Haedo hasta Luján para pedirle a la Virgen que nos acompañe y proteja a todos los integrantes del Desafío.

Nunca estuvimos solos en Malvinas. Sentimos el afecto de todos y cada uno a través de las redes sociales. Mi novia reunía algunas fotos y el relato emocionado que enviaba cada noche. Luego de elongar, los baños alternados de agua helada y caliente, los masajes y las piernas en alto, eran parte de la rutina habitual. También lo eran los mensajes con el grupo de veteranos tecnológicos, quienes me brindaron su apoyo incondicional antes, durante y después del viaje; los muchachos del quinto claustro (grupo de amigos tecnológicos), el NIDO de Carballo, el propio Comodoro y mi gran amor, Paula Kreitz.

Unir Malvinas tuvo como objetivo llevar un mensaje de paz y homenajear a los caídos y a los veteranos argentinos y británicos por igual. La muerte no tiene bandera.

El stress post traumático ha provocado 500 suicidios en ambos países. Si, ostentamos un triste y doloroso empate posterior a la guerra. En cada país se quitaron la vida una cantidad de personas superior a la que produjo la guerra en sí. Los motivos son varios pero los ejemplos para superar dicho stress son menores. Por ese motivo es importante concientizarnos en brindarles el apoyo necesario a nuestros veteranos. El que se encuentre a nuestro alcance. Mientras me entrenaba para Unir Malvinas tomé conocimiento de muchos encuentros entre argentinos y británicos que me estremecieron. Me sirvieron para ratificar mi objetivo. Ellos me marcaron el camino. Alejados del odio que me había llevado, en mi adolescencia, a odiar todo lo relacionado con Gran Bretaña. Los veteranos de ambos países me enseñaron el camino del amor y del respeto por el prójimo. El amor es más fuerte que el odio y DIOS se tomó su tiempo conmigo para demostrarmelo. Tuvo paciencia, me fue mostrando el camino y lo pude descubrir cuando hice una mirada en retrospectiva de mi vida. Sin dudas, no soy la misma persona que la que viajó a las Islas.

Mi novia, antes de viajar, me entregó una carta que me dio mucha fuerza. Transcribo una parte: …”un desafío más en el que la mayoría te pregunta ¿cómo vas a hacer?…y yo me pregunto ¿qué vendrá después? Lo que vendrá todavía no lo sé a ciencia cierta. Puede ser el libro, un documental, los 500 km (bicicleta+run) haciendo referencia a la cantidad de suicidios para promover la toma de conciencia en la sociedad de las consecuencias del stress post traumático, charlas. No lo sé aún. Lo que puedo asegurar es que “los sueños se empujan con transpiración”, tal como me lo dijo el Comodoro Carballo, mi propio San Martín.

La etimología de la palabra AMATEUR proviene de un término francés que significa “el que ama”. Sin amor, sin pasión es imposible conseguir nada en la vida. Gracias a todos por tanto.

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