Entre bombas, temor y turismo de guerra

Visita a los Altos de Golán, zona de conflicto

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Conmovidos por el encuentro permanente con residentes, médicos y protagonistas del conflicto bélico más largo de la historia, subimos nuevamente a nuestro vehículo de traslado. Como periodistas, no dejamos de comentar entre nosotros, miembros de la delegación de Fuente Latina, los prejuicios propios, las dudas existenciales, los interrogantes ideólogicos de fondo que nos plantea cada recorrida, abrumadora y cargada de emociones.

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¿Qué se puede hacer desde la información para aportar algo de humanidad a una zona donde por momentos, no existe, y puede que nunca la haya?

Por supuesto, no tenemos respuestas, posiblemente tengamos preguntas. O intentos, aproximaciones, acercamientos. Teorías, conjeturas y especulaciones. De qué manera aportar desde nuestra tarea? Como ejemplo, coincidimos en la posibilidad de contar historias personales y mínimas que permitan referenciar que no todo está perdido, que hay una salida de acuerdo, aunque no dependa de los pueblos.

Estamos en el límite Norte de Israel, a escasos kilómetros de El Líbano, Jordania y Siria.Llegamos al Monte Bental, un volcán inactivo. La panorámica desde lo alto es gráfica y perturbadora. Se nos advierte que es zona de demarcación, y por lo tanto, no podemos quedarnos demasiado tiempo. Aviad, oficial paramédico del ejército del norte de Israel, nos explica que allí hay una base estadounidense de observación de eventuales acciones de guerra. A dos kilómetros, desde lo alto de un mirador, se ve la frontera siria y las ciudades de Vieja Qunetra y Nueva Qunetra. La tierra sembrada es Israel, la desértica, más atrás, Siria, despoblada y en silencio.

Con ayuda de largavistas podemos ver la devastación de los bombardeos en territorio enemigo, el sirio. No parece haber movimiento, sólo algunas personas circulando en moto, a lo lejos. Cuentan que aquí se brindó ayuda a más de 2.800 sirios heridos, a los que rescatan en distintos medios de transporte. Es una zona peligrosa, como también se nos indica por parte de los organizadores del viaje. «Todo puede cambiar en cuestión de segundos». El vocero del ejército israelí asegura que hay mujeres soldado observando con cámaras de seguridad en la frontera que tratan de detectar cuando se acercan los ciudadanos sirios, posiblemente escapando de la guerra civil, y evalúan como ayudarlos.

Habrá un argentino en este terreno de bombardeos tan habituales como dicen ser los rescates de heridos y víctimas? Es el confín de Medio Oriente, pero todo puede ocurrir, y la suerte está de nuestro lado. Escuchamos una inconfundible tonada cordobesa, y hacia un puesto de control nos dirigimos.

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Mariano Videla es un soldado cordobés de Cascos Azules y de la Fuerza Aérea Argentina que se encuentra en la frontera desde hace dos meses y debe cumplir un año de misión.  Señala que hace un mes y medio interceptaron un dron amenazante en Kunetra y que como estamos ubicados a sólo 60 kilómetros de Damasco, la situación puede tornarse muy complicada, en cualquier momento. Es interesante conocer en el terreno las diferencias entre zona de separación de los territorios (80 kilómetros de distancia) y zona de demarcación (0 a 25 kilómetros). Todo lo que ocurra en ambos espacios, debe ser informado a las Naciones Unidas.

Nuestra visita continúa, intensa y escalofriante. Bajamos a un túnel refugio utilizado durante la guerra de Iom Kipur en 1973 y vimos una ceremonia de cambio de mando del ejército. Se escucha el Hatikva (himno nacional de Israel). La escena se nos anticipa prácticamente surrealista, con jóvenes felices que celebran un nuevo paso en su alistamiento en las tropas del ejército. Entre las imágenes que nos llaman la atención, turistas de todo el mundo acceden a esa zona a retratar los puestos de vigilancia, los territorios ocupados y las aldeas destruidas por los impactos de los misiles. Bizarro espectáculo matizado por la compra indiscriminada de remeras, tazas, llaveros y gorros con consignas nacionalistas. Turismo de guerra, en su máximo esplendor.

Estamos a punto de partir. Pero faltaba un condimento más a la crónica de una visita a un lugar impensado, insospechadamente amenazante. Al momento de escribir estas líneas, se nos informa que en el mismo lugar visitado por nosotros, apenas un día después, diez proyectiles de artillería siria cayeron en ese territorio israelí, por lo que las fuerzas militares respondieron con ataques a dos tanques del otro lado de la frontera, matando a dos soldados sirios. En un comunicado, voceros del ejército instruyeron a los ciudadanos a evitar espacios abiertos en el lado israelí del límite y frente al pueblo sirio de Qunetra, donde el ejército del presidente Bashar al Assad combate contra rebeldes en medio de la guerra civil.

Apenas horas, nos habían separado de un ataque sirio, con fuego perdido cayendo en la posición que habíamos visitado, y la posterior respuesta de las tropas israelíes.

Nos llega la confirmación de que esa zona, sí, había sido blanco de fuego enemigo. Por cuestión, de horas, apenas, podemos contarlo. Y lo hacemos a través de este texto, todavía asombrados de lo impredecible de las acciones militares, en esa zona de guerra. Agredecidos de haberlo vivido, y sobre todo, de poder compartirlo.

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