Aumento de las tensiones de israelíes y palestinos en Jerusalén

Claves para entender el conflicto

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La instalación de detectores de metales y cámaras de seguridad en un lugar sagrado tanto para judíos como para musulmanes disparó la tensión entre palestinos e israelíes. Los violentos enfrentamientos que se registran en Jerusalén y otros puntos ya provocó la reacción del Vaticano, la Casa Blanca y la ONU.


Estando hace poco en el centro de conflicto,  fue muy fácil darme cuenta que algo no estaba bien. En las calles se respira tensión y la gente camina con rigidez en su rostro. Días después de mi visita a Israel, se suscita nuevamente un episodio lamentable que llama a la controversia entre israelíes y palestinos, que paso a explicar a continuación.

La violencia comenzó tras la instalación de los detectores de metales en las entradas de la Explanada de las Mezquitas, después de un ataque contra policías israelíes el 14 de julio. Según Israel, los atacantes habían escondido en la Explanada las armas con las que mataron a dos policías.

Miles de personas protestaron en Amán, la capital de Jordania, contra Israel el pasado viernes, al igual que durante todo el fin de semana en Jerusalén y Cisjordania. El detonante de las protestas fue la decisión israelí de instalar detectores de metales en un lugar sagrado tanto para musulmanes como para judíos en la ciudad vieja de Jerusalén Oriental.

 

Los palestinos rechazaron de inmediato los arcos de seguridad porque interpretan la medida como un movimiento de Israel para modificar el statu quo (Expresión latina con que se hace referencia al estado o situación de ciertas cosas) en vigor desde hace décadas e incrementar su control en el lugar.

Los judíos veneran el Monte del Templo porque, según la Biblia, allí se produjo el sacrificio de Isaac. Es el lugar más sagrado para el judaísmo.

Sin embargo, en esa zona también se encuentra la mezquita de Al Aqsa, el tercer sitio más sagrado en el Islam, después de la Meca y la ciudad de Medina. La zona, en Jerusalén Oriental (o Jerusalén Este), originalmente territorio palestino, permanece bajo ocupación israelí desde la Guerra de los Seis Días de 1967.

El domingo la violencia por este asunto se trasladó a Jordania. Un jordano murió y un israelí resultó gravemente herido en un incidente en la embajada de Israel en Ammán. Fuerzas de seguridad jordanas fueron desplegadas alrededor de la embajada.

Desde la instalación de los pórticos de seguridad los palestinos rechazaron como protesta rezar en el complejo y han estado orando en las calles aledañas. Con motivo de esta tensión, el presidente palestino, Mahmud Abas, anunció la congelación de contactos con Israel. En unas declaraciones hechas este domingo en Ramala (Cisjordania), sede de la Autoridad Palestina, Abas mencionó especialmente la suspensión de la cooperación de seguridad con Israel.

«Los detectores se quedarán»

Israel dijo ayer que no retiraría los detectores de metales en la entrada de la Explanada de las Mezquitas, pero que con el tiempo podría reducir su uso. «Se quedarán (los detectores). Los asesinos nunca nos dirán cómo buscar a los asesinos», dijo Tzachi Hanegbi, ministro israelí de Desarrollo Regional, a Radio Ejército.

Por su parte la Liga Árabe, una asociación regional de países, dijo que Israel estaba «jugando con fuego» y que «ningún árabe o musulmán aceptará violaciones» contra sitios sagrados en Jerusalén.

El Papa Francisco, hablando desde la Plaza de San Pedro del Vaticano el domingo, dijo que estaba «siguiendo con temor la grave tensión y violencia de los últimos días en Jerusalén» y pidió moderación y diálogo.

A su vez, la Casa Blanca dijo que está «muy preocupada» por las tensiones que rodean el lugar sagrado y que trabaja con Israel y Jordania, para encontrar una manera de desactivar la crisis.

El Consejo de Seguridad de la ONU discutirá acerca de esta crisis en su sesión de este lunes.

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